jueves, 1 de marzo de 2012

Muerte

 
Esquivo tu cercanía,
nube oscura es mi lamento,
compañera perenne en mi agonía,
renaces, creces junto al tiempo.

Muda, seca, cruel, paciente,
¿es careta o fina piel?
te acercas, nunca sonriente.
dudo, me arrastras, seré fiel.

Lejos queda tu enemiga,
el dulce recuerdo perece,
ahora, eres quien me abriga,
TODO, contigo, se desvanece.

Invierno 2002


No consigo recordar si hubo algún suceso cercano trágico que me llevara a escribir estas líneas. Lo que si puedo asegurar es que escuchar el susurro de la palabra muerte es un remedio muy útil para, una vez perdido su eco, admirar las oportunidades de la vida.


Un regalo para todos/as (Esto si que es auténtica y gloriosa poesía):

“Mínima alma mía, tierna y flotante, huésped y compañera de mi cuerpo, descenderás a esos parajes pálidos, rígidos y desnudos, donde habrás de renunciar a los juegos de antaño. Todavía un instante miremos juntos las riberas familiares, los objetos que sin duda no volveremos a ver… Tratemos de entrar en la muerte con los ojos abiertos…”
Final de “Memorias de Adriano”
Marguerite Yourcenar

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