viernes, 23 de marzo de 2012

Madre

 
Por primera vez te veo.
Eras esclavo, ahora dueño.
Sin mirar, lo entiendes.
¿Es milagro, o un sueño?

Pasará veloz el tiempo,
mas este momento quieto,
permanecerá en mí, siempre.

Con respeto, con dulce miedo,
te espero, segura de ti.

Eres mio y yo soy tuya.
Nadie impuso esta ley.

Juntos, unidos, inseparables.

De la nada al todo.
Del todo, al paraíso.
Soy tu madre, y tú, mi HIJO.

Primavera 2003

¿Quién dijo que los hombres no tenemos espíritu maternal?.
Sólo hace falta escarbar un poco en nuestra tosca piel para comprobar que nuestra aspiración utópica inconfesable es poder llegar a gestar algún día.

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