miércoles, 27 de julio de 2011

Reggae


Placer intenso de ojos cerrados y de mente plácida.

El suelo acompañando el balanceo coordinado,
los hermanos rojo, amarillo y verde sonríen en comunión,
la ganja perfila la poesía,
el bajo domina a la guitarra,
el reverendo degusta la plegaria,
mientras el príncipe Tafari vuelve a Etiopía.

El ritmo, una cadencia infinita,
los dreadlocks iluminan el escenario.
Mientras sonríen las coristas acompasadas,
los vientos vuelven al África ancestral.

Irrumpe un dub dubitativo entre distorsiones proféticas,
y regresamos al ombligo,
ombligo de ritual mágico y verdadero,
que invita a disfrutar del origen de la vida.

Del origen de los sueños;
Del origen del tiempo;
Del origen de las sensaciones;
Del origen del candor juvenil;
Del origen de la armonía;
Del origen del placer intenso de ojos cerrados y de mente plácida.

Otoño 1989


Burning Spear, Peter Tosh, Yellowman, Toots…, y Marley, siempre Bob Marley...

Con 23 años descubrí que el Reggae es como los helados, un postre para degustarlo durante todo el año, no sólo de consumo veraniego.
Aún hoy en día uno de mis helados preferidos es el de sabor a ritmos jamaicanos.

miércoles, 20 de julio de 2011

Sin título (I)


Rebelde, fiel sendero, agua del firmamento.
Cobarde, aguacero, temblor del frío invierno.
Niebla espesa, cumbre del suelo, amor tierno.
Camino entretiempos, color de sueños.

Dulzura entre limones, salitre entre las flores.
Llama que no quema, mano que aprieta.
Sonrisa a la deriva, ojos que se encuentran.
Voz que serpentea, andar de ida y vuelta.

Caricia que estremece, música del averno.
Silencio que no duerme, cana que embellece.
Culpa que no entiende, duende entre los duendes.
Cosecha del azar, pétalo a la mar.

Sorpresa del alma, caricia desatada.
Susurro del desasosiego, cantar al destino.
Descanso plácido, recoveco, surco del tiempo.
Seda del silencio, terciopelo de mi llanto.

Invierno 1989


Dejarse llevar por fuerzas ocultas o escondidas debilidades es una oportunidad para sumergirse en la libertad individual.

Los poemas bautizados como “Sin título” son fruto y herencia de estas experiencias interiores con una sola máxima: Lanzarse a escribir intentando que sea un acto lo menos cerebral posible.

Algo así como hacer puenting sentado en el escritorio o gritar a pleno pulmón en absoluto silencio.

jueves, 14 de julio de 2011

Esperando


El dolor es pasajero,
la dicha es tu recuerdo,
temblando en tu regazo,
descanso, sueño, te espero.

No todo es caduco,
ni la vida perenne,
siempre hay una idea,
que no se desvanece.

Te siento a mi lado,
como niebla de amanecer,
tus susurros son mi música,
acaricio, descubro tu piel.

El dolor tiene fronteras,
quemo ridículas caretas,
volando, con alas o sin ellas,
gozo, libre, la espera.

No escucho tus mentiras,
falsa y enemiga realidad,
me abrazo a los sueños,
de trigo, de fruto, de mar.

Otoño 1988


Los amores imposibles nos nublan la realidad, nos hacen sufrir y a pesar de todo seguimos esperando la lluvia en el desierto.

miércoles, 6 de julio de 2011

Cuernos


Cuenta la curruca,
que en la cantina canta,
cada día, cada noche,
cazuela, amigos y cava.

Ella en casa, calentita;
Él en cueva, “calentito”;
Ella cosiendo, cosa seria;
Él “cogiendo” cosa seria.

Siempre contando canas,
Mientras él conoce camas.
Se pregunta, por qué, cómo, cuando.
Él replica: “Costumbres del hombre cansado”

No un varón corriente, Conde parecía;
Carrera tenía: En la cama…, maestro.
Por fin, nació tu clónica,
 y con deleite concluiría:
“Para cuernos..., los del cabestro”.


Primavera 1988


Quién no se ha visto torturado/a alguna vez por las infidelidades, propias o ajenas, los consiguientes celos o las venganzas amorosas. La época más fértil para sufrir este tipo de emociones es la juventud.

Yo no iba a ser menos y también “disfruté” de estas experiencias. Para suavizar sus efectos dañinos parece ser que encontré una magnífica vacuna: El sentido del humor.

Nota: En estos versos no utilizo la clásica aliteración sino el “ceceo” típico del interior aceitunero de Andalucía.