viernes, 5 de octubre de 2012

Cine



La luz que agoniza te mece,
se enciende la emoción,
la pasión rebosa,
ella, él, y su canción.

Sin respiro o con calma,
con risa o con llanto,
sin perdón o con alma,
con crueldad o con encanto.

¡Que bello es el encuentro¡,
endulzado de amargura,
el verdugo, rehúye el patio de butacas,
para que olvides la triste cordura.

 El tiempo, lo regalas,
el mágico sueño se une y se desata,
la tormenta multiforme está de fiesta,
con la gloria servida en bandeja de plata.



Otoño 2011


Aunque el envoltorio del cine ha cambiado, el caramelo que lleva dentro sigue siendo una buena válvula de escape que ayuda a ahuyentar el vértigo producido por vivir en la realidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario