Lunes, me mareo;
Martes un fantasma;
Miércoles, sospechoso;
Jueves caso abierto;
Viernes, todo al blanco;
Sábado todo al negro;
Domingo, ya no juego.
Lunes, de rotonda;
Martes, ¡a sus puestos¡;
Miércoles, de registro;
Jueves, no hay recreo;
Viernes akelarre;
Sábado, casi sexo;
Domingo, ¿fue un sueño?.
Lunes, hoja en blanco;
Martes de muestreo;
Miércoles, un jilguero;
Jueves siempre en medio;
Viernes me lo pienso;
Sábado, busco y no encuentro;
Domingo, sin teléfono.
Lunes, pasajero;
Martes, disparate;
Miércoles, de hielo;
Jueves, ahora vuelvo;
Viernes, con lo puesto;
Sábado, un juguete;
Domingo, la pregunta: ¿Soy bisiesto?
Invierno 1994
Febrero es la muchacha con aparato bucal que se sienta en una esquina del fondo de la clase para pasar eternamente desapercibida.
Aún y así lo necesitamos para jugar con él y arreglar los desajustes del calendario.
Febrero es el mes del desconcierto. Siempre me generó curiosidad.
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