La
fiesta sigue su curso,
los
miedos están en otros tiempos, arrinconados,
la
ventana a la nueva luz sigue abierta,
tus
ojos se dibujan día a día, paso a paso,
los
juegos son tu camino,
la
caricia mutua, nuestro consuelo,
el
beso robado, el combustible necesario.
¡No
logro detener tu niñez¡
Es
una impotencia obligada,
orientada
a tu destino de mujer.
Intento
robar tus bocanadas de aire fresco,
compartir
cabalgada con tu impronta de niña salvaje,
gritar
como si todo perteneciese a nuestra complicidad,
y
disfrutar de las noches con un dulce consuelo,
el eco
milagroso de volver a verte al amanecer.
Otoño 2012
Nadia sigue creciendo a mi lado. Los hijos nos envuelven en
una gozosa tiranía que invita a volver a valorar los sentimientos más primarios
y ocultos durante muchas fases de nuestras vidas.
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