La vida por montera,
ese es tu único sustento,
no te asusta mi cobardía,
ni el color de los defectos.
Dueña, amiga, dulce, amarga;
Tiemblas con el frío, no con la noche;
Duermes pensando en nada;
Te acunas de madrugada.
Sonríes a tu suerte;
Siempre sonrisa sensata;
Risa serena del alma;
En mi te anudas, me atas.
De la intolerancia, te bajas,
con el respeto, a la tumba;
Locura de un sueño cabal;
La vida, tu vida, mi vida, son tuyas.
Otoño 1998
Mi pareja fue la destinataria de uno de mis más íntimos experimentos de fusión entre mente, alma y papel en blanco.
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