jueves, 1 de diciembre de 2011

Mi playa

 

Veo huellas en la arena,
al caminar, el mar te encuentra,
borra la firma secuencia,
cambia el color de la pena.

En invierno es cuando te creo,
sola, sin vestimentas, sin ecos.
Observo tus tonos matizados,
me paro, te escucho, te siento.

Has cambiado, pienso.
¿El mar te hace daño,
acaso es tu enemigo?
Primero me estremezco, y luego, sonrío.

Él esculpe tu apariencia,
con sus guiños de enamorado.
Y tú, cada vez más bella,
presumes, orgullosa, a su lado.

Verano 1996


Todos tenemos rincones donde abandonarnos.

Una playa (cada uno tenemos nuestra predilecta) que nos ayude a recordar buenos momentos pasados y a disfrutar con plenitud el momento presente es uno de los pequeños (o tal vez inmensos) placeres que podemos vivir.

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