miércoles, 14 de diciembre de 2011

Carpe diem


Cambiar el rumbo del balanceo diario
es el arte del buen malvivir.
Evolucionar es un silencioso secreto,
que parte de la armonía y muere en el placer absoluto.

Vivir en rebeldía es degustar la perenne pubertad.
Gobernar el cuerpo y la mente
es presumir con bisutería de cadenas perpetuas.

Centrifugar los futuros suspiros
ayuda a mantener viva el ansia de aventura.

Pensar en sentir es una célibe esclavitud.
Sentir lo que se piensa provoca la triste quietud.

Al rescate, mi confidente, la rebelde libertad,
me susurra en cadencia, sin descanso, con evidente descaro:
“Piensa luego. ¡¡ Ahora, siente ¡¡”

Otoño 1997



Si los humanos pudiésemos tener un interruptor que nos facilitase mantener la mente en un punto donde el pasado no fuese una referencia y el futuro no nos turbase tendríamos una puerta abierta al aprovechamiento completo de todas y cada una de nuestras vivencias, que creo, es el secreto de tener una vida plena.

Seguiremos buscando ese chisme…

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