El dolor es pasajero,
la dicha es tu recuerdo,
temblando en tu regazo,
descanso, sueño, te espero.
No todo es caduco,
ni la vida perenne,
siempre hay una idea,
que no se desvanece.
Te siento a mi lado,
como niebla de amanecer,
tus susurros son mi música,
acaricio, descubro tu piel.
El dolor tiene fronteras,
quemo ridículas caretas,
volando, con alas o sin ellas,
gozo, libre, la espera.
No escucho tus mentiras,
falsa y enemiga realidad,
me abrazo a los sueños,
de trigo, de fruto, de mar.
Otoño 1988
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