jueves, 30 de junio de 2011

Reflexión preliminar

Cuando pienso en lo que queda por vivir siempre retrocedo a lo vivido. Es una espiral sin dirección predeterminada que en ocasiones es dulce y, por momentos, amarga.

Esta es la reflexión que inconscientemente me ha incitado a plasmar partes de mi vida en papales en blanco que he escondido durante muchos años con el pudor que los adultos ocultamos los sentimientos y pensamientos más íntimos.

Pero siempre nos llega el momento en que las tenues huellas del pasado aterrizan en el presente proponiéndonos un futuro diferente, quizás más optimista del esperado. Justo en ese instante es cuando desempolvamos nuestros recuerdos y optamos por compartirlos.

Mi momento ha llegado y no encuentro mejor manera de fundir mis tiempos vitales que compartiendo mis intimidades. Lo hago con una mezcla de sonrojo y valentía en la que a veces no me reconozco. Esta contradicción la compenso con la ilusión y esperanza de que todas las personas que se acerquen a mis páginas las hagan suyas. Me considero un hombre tan común que estoy seguro que mis emociones, dudas, pensamientos, ideas y miedos no son de mi propiedad, sino que tienen un carácter universal.

Te invito a observar un espejo en el que se refleja una vida, aquella que, libremente, imagines.

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